LIDERAZGO TRANSFORMADOR

Cuando hablamos de líderes, solemos pensar en personas que han aportado cosas valiosas para la comunidad, algo por lo que se les valora y recuerda.

Pero podemos hacernos esta pregunta: ¿Y Stalin? ¿y Hitler? ¿Eran líderes o no? Está claro que eran jefes, ya que dictaban órdenes de forma personalista desde lo más arriba posible de la pirámide de poder, pero, ¿se les puede considerar también líderes a pesar del enorme daño que provocaron en millones de personas y bienes?

Santiago Álvarez de Mon explicaba en un artículo las dos consideraciones sobre este tema, distinguiendo entre liderazgo transaccional y liderazgo transformador. De hecho, considera que sólo este último es auténtico liderazgo.

Liderazgo, diferentes maneras de verlo

Vamos a diferenciar los dos conceptos.

Liderazgo Transaccional, ¿qué es?

Liderazgo transaccional, para autores como James MacGregor, es aquel en el que las relaciones del líder con sus seguidores se basan en un intercambio de algo por algo. Es decir, tiene un espíritu, o un enfoque, si se prefiere, comercial: yo te doy esto, pero tú a cambio me das eso otro. Para este tipo de “líderes”, el fin justifica los medios, de tal manera que los únicos valores que manejan son los que están alineados con la consecución estricta de los objetivos marcados, y que casi siempre son los suyos propios. Casi se podría hablar de mercaderes, más que de líderes.

El factor poder para ellos es clave y muchas veces dirigen a través del miedo: miedo a su persona y miedo a las consecuencias que puede acarrearte el convertirte en un obstáculo para la consecución de sus metas.

En muchos casos, los líderes transaccionales se caracterizan por su extrema flexibilidad, ya que más que seguir un rumbo definido y concreto, van dando a sus seguidores lo que éstos les piden para no perder su apoyo o reconocimiento.  Groucho Marx, siempre genial, lo definió perfectamente en una frase: “estos son mis principios, pero, si no te gustan, los cambio”.  Actualmente, y va en aumento, parece que los llamados “líderes políticos” han adoptado este modelo, dando un bandazo tras otro buscando, casi exclusivamente, votos. Yo me mantengo en el poder a costa de darte a ti (mi socio político) lo que me pidas, incluso si para ello tengo que olvidar todo lo que prometí durante el período electoral o está escrito en mi programa político.

Liderazgo Transformador, ¿qué es?

En cambio, el líder transformador no necesariamente está ahí para hacer amigos (conseguir “likes”, en el lenguaje actual de redes sociales) o intercambiar favores, sino para facilitar la consecución de los objetivos del equipo y de cada uno de sus componentes, sean personales o profesionales. Cuida de las personas y cuida de las tareas.

El líder transformador está más enfocado al largo plazo, a construir relaciones duraderas y productivas a través del desarrollo de sus colaboradores mediante un proceso de descubrimiento de sus talentos y potenciales, tanto intelectuales como afectivos, ya que todas las personas poseen determinadas destrezas o fortalezas que es necesario potenciar y aprovechar. Liderar se resume en el archiconocido refrán chino “Dale a un hombre un pescado y comerá ese día.  Enséñale a pescar y comerá toda su vida”

Por ello, para liderar, es necesario ante todo entender que estás al servicio del equipo, y no al revés, como muchos creen. Peter Senge lo explica en su libro “La quinta disciplina” en el que desarrolla la idea de líder como diseñador, maestro y, además, mayordomo del equipo. Todos ellos llevan implícito el concepto de apoyo, de soporte, de ayuda a los demás.

• Es diseñador porque debe generar tensión creativa en el equipo, tensión en la que debe, además, participar. Con ello, el equipo completará el vacío existente entre la situación actual y la que está descrita en la Visión.

• Es maestro porque es un creador de nuevos líderes. Debe participar de primera mano en el desarrollo personal y profesional de sus colaboradores, fomentando el aprendizaje como uno de los objetivos prioritarios, tanto a nivel individual como grupal. Sin aprendizaje no hay crecimiento, y una empresa que no crece, muere.

• Finalmente, es mayordomo porque está al servicio de los demás, trabaja por y para ellos. Pero Senge nos explica que, además, el líder trabaja por y para la Misión del equipo, su verdadera razón de ser: qué hace el equipo y para qué (su propósito). Cualquier acción que se realice debe estar guiada por esa Misión y al servicio de ella. Por eso vemos tantos fracasos en equipos que no llegan a nada, ya que tienen su Misión claramente definida, pero el que debería liderar pone foco en otros asuntos que, normalmente, tienen que ver sólo con su propio futuro y bienestar.

¿Cómo ser una buen líder?

Ahora bien, no nos equivoquemos. Alguien nos preguntó una vez si, según lo que acabamos de decir, para ser un buen líder hay que tener alma de misionero o de cooperante de una ONG. Contestación: ojalá todos lo fuéramos o al menos tuviéramos ese espíritu altruista, pero la respuesta es que no es necesario. Liderar desde la humildad y la entrega al equipo te interesa incluso en el caso de que seas un profundo egoísta. ¿Por qué? La razón es que hacerlo te sale enormemente rentable, ya que recibes de vuelta mucho más de lo que entregas. Eres mucho más fuerte dentro de un equipo, por muy perfecto y omnipotente que te creas, ya que tus colaboradores, si todos entendéis bien el concepto de equipo como entorno colaborativo, podrán apoyarte en aquellos aspectos en los que tú no estás especialmente capacitado y no por ello vas a perder autoridad ni deslegitimarte ante el equipo. Más bien al contrario.

Si algo he aprendido en mi vida profesional es a desconfiar del que todo lo sabe, del iluminado, del que dirige desde su trono celestial por encima de los simples mortales. Lidera de verdad aquel que te enseña, te respeta y te ayuda a desarrollarte y crecer, no el que se empeña en demostrarte quién es el “number one” para que te quede claro a quién debes rendir pleitesía.