CUANDO SURGE EL CONFLICTO  

¿Qué es un conflicto?

Veamos cómo lo define el diccionario:

  • Combate, lucha, pelea.
  • Enfrentamiento armado.
  • Apuro, situación desgraciada y de difícil salida.
  • Momento en que la batalla es más dura y violenta.

Todas estas acepciones coinciden tienen un enfoque negativo, se centran en el daño y la destrucción que muchas veces se generan en los conflictos. En el enfrentamiento, la violencia y el dolor que suele aportar.

Mitch Albion decía en uno de sus libros: “La vida es una serie de tirones hacia atrás y hacia delante. Quieres hacer una cosa, pero estás obligado a hacer otra diferente. Algo te hace daño, pero tú sabes que no debería hacértelo. Das por supuestas ciertas cosas, aunque sabes que no deberías dar nada por supuesto. Es una tensión de opuestos, como una goma elástica estirada. Y la mayoría de nosotros vive en un punto intermedio”.

Esa “tensión de los opuestos” es el centro de la cuestión. Nuestra vida no es otra que un permanente enfrentamiento de opuestos. Ese enfrentamiento se produce a veces en nuestro interior, y debemos resolverlo nosotros mismos. En otras ocasiones se produce en el exterior, en contra de los intereses, deseos u opiniones de otra persona y, entonces debemos ser capaces de buscar acuerdos para solventarlo. El conflicto, entonces, es parte esencial de nuestras vidas.

¿Y por qué lo vemos siempre como algo destructivo y maligno? Porque en muchísimas ocasiones no lo gestionamos correctamente, permitiendo que nos afecte negativamente, tanto a nosotros mismos como a aquéllos con los que nos relacionamos, dejando muchas heridas abiertas, tanto en el campo personal como profesional. Y muchas de ellas, pasado el tiempo, ya no tienen solución.

Por ello, muchos piensan que, como los conflictos son intrínsecamente malos, es mejor no enfrentarse a ellos cuando aparecen, ya que así lograremos alejar de nosotros sus consecuencias más o menos fatales. Sin embargo, tenemos que tener en cuenta que lo malo no es el conflicto en sí, sino permitirle que, con el tiempo y la inacción, crezca en la oscuridad, gane irracionalidad y pudra todo lo que tiene a su alrededor. 

Parte importante de la labor de un líder es gestionar eficazmente los conflictos que vayan surgiendo en el equipo. ¿Puede hacer además una labor preventiva? Por supuesto: creando entornos de confianza, donde evitemos los perjuicios, las creencias y los malentendidos. Pero hay que ser conscientes de que inevitablemente, tarde o temprano, surgirán. Y no por ello estás liderando mal a tu equipo.

Pensar que no vamos a tener nunca conflictos es vivir en la irrealidad. J. F. Kennedy decía: “No cerremos los ojos a nuestras diferencias; antes bien, prestemos atención a nuestros intereses comunes y a los medios con los que conseguiremos resolver dichas diferencias. Y si no podemos acabar ahora con nuestras diferencias, al menos podremos ayudar a que el mundo sea un lugar más seguro, partiendo de la diversidad”

Un equipo sin conflictos es un equipo que no existe. El trabajo en equipo implica relación, comunicación, aportaciones de todos desde la diversidad. Y por ello, pueden y deben surgir las discrepancias, la diversidad de puntos de vista y de ideas, que nos llevaran en ocasiones a situaciones de conflictos con los demás. Sino hay relación ni comunicación, seguramente tampoco surjan los conflictos, pero, simplemente, porque no hay equipo.

Debemos ser conscientes de que el conflicto es una oportunidad para la reflexión y, en consecuencia, para la mejora y el avance a través de la transformación. Nos impulsa a pensar, idear y resolver: nos saca de la inercia y la pasividad.

Finalmente, ¿cuál es la mejor herramienta para gestionar un conflicto? La mejor, sin duda ninguna, es la comunicación eficaz. Conseguir la máxima información sobre qué está pasando y por qué, cerciorarnos de que no hay malentendidos ni interpretaciones equivocadas sobre las actitudes de unos y otros, e intentar comprender el punto de vista del otro a través de una comunicación empática, lo acercarán enormemente a la solución del problema, evitando efectos negativos que, de otra forma, surgirán para perjuicio de todos.  

BARRERAS A LA RESOLUCIÓN DE PROBLEMAS I: LOS ERRORES DE PROCEDIMENTO